¡Enhorabuena, Madivetero!
Ampliar la familia es un gran motivo de alegría y celebración, y una de las etapas más emocionantes y desafiantes en la vida de cualquier manada.
Como sabrás, todo gran cambio exige una buena preparación, más aún si ya tienes perretes y/o mininos en casa, para una transición suave y segura de todos los miembros, humanos y peludos por igual.
Aquí te dejamos todas las claves, consejos y pautas para ayudarte a hacerlo de la mejor manera posible.
Beneficios de tener un peludo en casa
Tener animales en casa puede ser una experiencia emocionante y enriquecedora para todos, no solo es adorable y divertida, sino que también es buena para el desarrollo físico, emocional e inmunitario de tu familia y tu bebé.
Su espíritu de juego y necesidad de actividad hará que os mováis más y que tu bebé vaya desarrollando su psicomotricidad gateando, correteando y persiguiéndose uno a otro por todos lados. El vínculo emocional que se crea entre los niños y los animales es mágico, desarrollan lazos familiares de afecto, cuidado y compañerismo e incluso, puede fortalecer su sistema inmunológico. ¡Sí, has leído bien! Está demostrado que los niños que crecen con mascotas tienden a sufrir menos infecciones y asma.
Un hogar seguro es el mejor regalo
Los perros y gatos (con sus peculiaridades) son animales sociables, disfrutan relacionarse con los humanos y si el animal es juguetón, más aún con los más pequeños de la casa. Pero, no podemos olvidar que al igual que los bebés, son seres de reacciones rápidas e impredecibles cuando se asustan o se enfadan.
Cuando los bebés comienzan a explorar el mundo, sus movimientos son erráticos y pueden desconcertar a tus peludos (ruidos, tirones de pelo, rabo, orejas u otras cosas a su alcance). Quizá a priori nos resulte gracioso o no le demos importancia, pero a la larga puede acabar siendo peligroso, especialmente si se trata de un perro de gran tamaño y no le hemos acostumbrado antes a la manipulación infantil.
Antes de la llegada del bebé a casa
- Socializar es clave: el contacto con otros animales y personas de diferentes edades (niños, adultos y ancianos) desde temprana edad ayudará a que tus peludos se adapten mejor a nuevas situaciones y evitará comportamientos indeseados en el futuro.
- ¿Quién lleva el timón? Los animales tienen mentalidad de manada y aunque puede ser tentador consentir a tus mascotas (humanizarlas), eso provocará problemas de comportamiento futuros (hiperapego, ansiedad por separación, etc.) difíciles de resolver cuando llegué el bebé. Recuerda que aunque los queremos como a un hijo, son animales y necesitan un guía claro y constante que les muestre el camino.
- ¡Ejercicio físico y mental! Al igual que necesitan un buen paseo varias veces al día para desfogar, socializar, ejercitarse y hacer sus cosas, un entrenamiento básico de obediencia es primordial para una buena convivencia. Enseñarles a sentarse, estarse quieto, tumbarse, soltar objetos, retroceder, venir cuando lo llames, caminar a tu lado, etc. te facilitará la vida y la hará más armoniosa y segura para ambos.
- No olvides trabajar la tolerancia a la manipulación de boca, oídos y extremidades, así como poder manipular sus cosas, evitará problemas por protección de recursos (cuando el bebé meta la mano donde no debe o coja lo que no es suyo) y facilitará la labor del veterinario.
- ¡Las normas claras y el chocolate… prohibido! Si no queremos que en el futuro se suba al sofá o la cama, entre en la habitación del bebé o coja sus cosas, introduce con antelación, poco a poco, las cosas del bebé en casa (carro, juguetes, mobiliario, enseres) y establece límites claros y estables desde el principio y con coherencia.
- ¡Aprender idiomas siempre fue una ventaja! Saber interpretar el lenguaje corporal de los animales y las señales de alerta (posición de los belfos, piloerección, posición del cuerpo, las orejas y el rabo y gruñidos de aviso o pupilas dilatadas), te ayudará a detectar y controlar la situación antes de que ocurra cualquier accidente. Recuerda, nuestros adorables peludos siguen siendo animales y su instinto salvaje puede sorprenderte en un abrir y cerrar de ojos ¡Cuidado con los “solo quiere jugar”, cuando en realidad nos están avisando de todo lo contrario!
- ¡Un nuevo mundo de olores y sonidos! Un bebé es una fábrica constante de nuevos olores y ruidos para nuestras mascotas. Usa cremas y colonias de cuidado infantil en ti y permítelos oler la ropa usada, los pañales sucios y los objetos del bebé antes de su llegada.
Reproduce grabaciones de llantos y ruidos de bebés mientras comen o juegan, y ve subiendo el volumen (según tolerancia), para que se acostumbren poco a poco e incorpora primero los objetos del bebé que se muevan o suenen.
Truquito: si tienes gatos frota un paño por las feromonas de su cabeza y pásalo por el nuevo mobiliario para que se sientan seguros. No olvides poner rascadores cerca y barreras o redes para evitar que se suban o metan dentro del carro, la cuna, etc. - ¡El rincón de la calma! Como ya sabrás, tener un bebé en casa puede ser, en ocasiones, abrumador y estresante. Tus peludos también lo sentirán y necesitarán un espacio seguro y tranquilo donde poder relajarse y escapar del bullicio. Si tienes mininos, asegúrate de que estén en un lugar elevado donde puedan vigilar todo.
- ¡Fomenta su independencia! Los juguetes interactivos y rellenables con comida no solo los mantendrán entretenidos, sino que también les enseñará que está bien pasar tiempo solos y que no necesitan estar pegados a ti todo el tiempo.
¡Toc, toc ya estamos en casa!
- La primera impresión es crucial. Asegúrate de que sea un encuentro tranquilo y amigable, en un ambiente íntimo y relajado (sin familia ni amigos que añadan más excitación o tensión al momento). Si no puedes evitar las visitas, enséñales primero cómo comportarse (a no dejar al animal en segundo plano ni actuar de forma errónea cuando se acerque).
- Observa en todo momento el lenguaje corporal del animal. No fuerces la interacción ni permitas que se altere en exceso (mejor si es un contacto breve e indirecto) y al principio, siempre bajo supervisión de dos personas (una para dedicarse al bebé y la otra, al animal). Usa una correa corta sin tensión y dale caricias y premios con voz relajada y amorosa si está tranquilo. Si notas signos de timidez, miedo o agresividad extrema en tus mascotas, pospón el encuentro y busca consejo experto antes de volver a intentarlo.
- Si es posible, elige un lugar neutral como la calle para su primer contacto o preséntalos en casa, tras un largo paseo de desfogue y disfrute de tu perrete (aprovecha su salida para instalarte en una habitación tranquila donde presentarlos después).
- Primero sin el bebé, para que tu peludo te salude libremente ¡lo estará deseando tras un tiempo sin verte! Luego, con el bebé en brazos (no lo dejes en el suelo), permite que lo huela de pies a cabeza (con cuidado y sin tocar ni chupar), mientras le acaricias y hablas con suavidad y calma. Haz de barrera si es necesario, pero no tires del collar o arnés del perro cuando se acerque a investigar. Evita asociaciones negativas con el bebé (enfadarnos, alejarlo o asustarlo) y nunca los dejes a solas juntos, especialmente al principio, aunque sea “el mejor perro del mundo”.
- Enseña a tus peludos cómo relacionarse con el nuevo miembro utilizando el refuerzo positivo y la calma. Premia con golosinas, elogios y caricias los comportamientos amables y relajados alrededor del bebé y en los momentos de mayor necesidad de atención al bebé (la hora del baño, el biberón o el cambiador), para asociarlo con experiencias positivas.
- Cuida al máximo la higiene del entorno y la salud de tus animales: las desparasitaciones internas y externas al día, lava su comedero y bebedero a diario, sus enseres y al animal a menudo, tus manos tras tocar sus cosas o a ellos. Cepíllalos y recorta sus uñas. Que no se paseen por la cocina ni entren en las zonas del bebé. Asegúrate de que sus cosas y juguetes no se mezclan (gato-perro-niño) ni tengan acceso a objetos pequeños que puedan tragarse.
- Mantén su rutina lo máximo posible: sus horarios de alimentación, acicalamiento, entrenamiento, paseos y tiempo de juego. No lo dejes solo en casa mucho tiempo (déjalo con familia o un paseador de perros), dale atención individual diaria para reafirmar vuestro vínculo y sensación de pertenencia (10 min al día bastan, pero sé constante, que no se sienta excluido ni desplazado).
- Practica la paciencia y la calma. Los animales sienten y reaccionan a las emociones humanas. Trata de transmitirles tranquilidad, seguridad y confianza. Los grandes cambios nos afectan a todos, sobre todo a los mininos, (generan cortisol, la hormona del estrés y la ansiedad), por lo que se precisa una adaptación gradual. ¡No tengas prisa y cuida tus emociones!
¿Cómo hacemos para seguir por buen camino?
¡Este emocionante viaje no ha hecho más que empezar! Una vez hechas las presentaciones e iniciada nuestra vida juntos, comienza la verdadera aventura de la convivencia. Recuerda que nunca dejamos de aprender, por lo que no debes dejar de enseñar a tus peludos y al bebé, según vaya creciendo, a coexistir en armonía.
- Enseña al niño a respetar y entender a los animales: cómo se comunican sin palabras, a interactuar con ellos, dónde pueden y no tocarlos, la forma y el momento adecuados de hacerlo. Explícale que los animales necesitan su espacio y que no deben coger sus cosas. Intégralo en las actividades diarias de cuidado (alimentarlos, juegos, paseos, premios y órdenes de obediencia). Esto ayudará a que el animal le acepte y le respete como a un miembro importante de la manada.
- Enseña al perro a ser paciente y tolerante con las manipulaciones infantiles (tirarle de la cola, del pelo, de las orejas, etc.). Que aprendan a interactuar de manera calmada y cuidadosa con ellos y no les permitas coger ni jugar con las cosas del niño.
- Enseña también al entorno (familia, amigos, vecinos), sobre cómo deben interactuar en sus visitas o encuentros. ¡Todos somos parte de esta experiencia!
- Y como para enseñar, no se puede dejar de aprender… sigue con nosotros para seguir creciendo en el amor a los animales y los conocimientos que nos permitan quererlos cada vez más y MEJOR. Pide consejo y guía si lo necesitas, educadores y veterinarios estamos aquí para ayudarte. ¡Hagamos equipo!
Y recuerda, la llegada de un nuevo «cachorro humano» es una aventura emocionante que requiere de una cuidada preparación, educación y supervisión de todos los miembros implicados. Sé precavido, observador, constante y coherente. ¡No dejes nada al azar! ¡Y no olvides, derrochar paciencia y cariño para todos por igual… también para ti!
¡Disfruta de esta nueva y emocionante etapa de tu vida junto a tus fieles amigos!
¡Nos vemos en la siguiente aventura peluda!