Vuelve uno de los enemigos de los perros más odiado por todos: La Oruga Procesionaria

Bienvenido de nuevo, Madivetero:

Si tienes perro, sabrás que la seguridad y bienestar de tu compi es una prioridad.

Y también sabrás que en los próximos meses deberás tener especial cuidado con las amenazas que la naturaleza despliega para poner a prueba tu habilidad de mantener con vida a tu perro.

Hoy croquetamente vamos a hablar de la oruga procesionaria: ese gusano peludo bastante jodón que puede sorprenderte en el campo enseñando a tu perro por la vía difícil que no es su amigo.

No es broma: presta mucha atención a este artículo, podrías salvar la vida a tu compi peludo en caso extremo.

Cómo distinguir una oruga procesionaria

No vamos a ir a los tecnicismos.

Forma y tamaño

  • En su fase larval, la oruga procesionaria tiene una forma alargada y cilíndrica, con una longitud que puede variar desde unos pocos milímetros hasta varios centímetros, dependiendo de su desarrollo. Su cuerpo está segmentado y tiene una apariencia algo peluda.

Color

  • La coloración de la oruga procesionaria también puede variar, pero en general, se caracteriza por ser de tonos marrones o grises. Su cuerpo suele estar cubierto de pelos finos y cortos, que contienen una toxina irritante.

Cabeza y segmentación

  • La cabeza de la oruga procesionaria es más oscura que el resto de su cuerpo y presenta estructuras bucales adaptadas para alimentarse de las hojas de los pinos. El cuerpo está dividido en segmentos, y cada segmento tiene pequeñas patas ventrales que le permiten desplazarse.

Pelos urticantes

  • Una de las características más distintivas y peligrosas de la oruga procesionaria son sus pelos urticantes. Estos pelos, que se desprenden con facilidad, contienen una toxina llamada thaumetopeína que puede causar irritaciones en la piel y mucosas de humanos y animales, incluyendo a los perros (para estos últimos puede ser letal, ya lo sabes).

Patrón de desplazamiento

  • La oruga procesionaria es conocida por su patrón de desplazamiento en fila, su nombre no es un capricho: avanza en procesión. Las orugas suelen formar hileras una detrás de otra mientras se desplazan en busca de alimento o durante su proceso de pupación.

Por resumir un poco: dan repeluco.

Ahora vamos con los peligros de la oruga procesionaria para los perros

Recuerda esto siempre, en última instancia, la oruga procesionaria puede ser letal.

Si no prestas atención a los síntomas, tu perro caerá de forma fulminante. Morirá, y no lo hará de inmediato: sufrirá muchísimo.

Por tanto, presta atención a los problemas derivados de la picadura de este bicho.

Reacciones cutáneas severas

  • Los pelos urticantes de la oruga procesionaria pueden causar irritación, enrojecimiento y picazón en la piel de los perros. Estas reacciones cutáneas pueden ser dolorosas y llevar a que los perros se laman o rasquen excesivamente, empeorando la situación.

Problemas respiratorios

  • Si un perro entra en contacto directo con la oruga procesionaria e inhala los pelos urticantes, puede experimentar problemas respiratorios graves. Esto es especialmente preocupante en razas con hocicos más largos, ya que tienen una mayor probabilidad de inhalar estos pelos durante el olfateo.

Edema y necrosis

  • La toxina thaumetopeína puede causar edema, que es la acumulación de líquido en los tejidos, y en casos más graves, necrosis o muerte celular. Estos efectos pueden manifestarse en la lengua o en otras áreas de la boca del perro que han estado en contacto con la oruga.

Problemas digestivos

  • Si un perro ingiere una oruga procesionaria, ya sea de forma accidental o al masticar juguetes o ramas contaminadas, puede experimentar problemas digestivos. Esto incluye vómitos, diarrea y malestar general en el sistema gastrointestinal.

Por todo esto, llegadas ciertas fechas (cada vez más tempranas) entre marzo y junio, debes seguir estos consejos de prevención y acciones a tomar:

Evitar zonas infestadas

  • Si ves pinos con unas bolas blancas en las puntas de las ramas, huye.
  • Las orugas procesionarias hacen sus nidos en las copas de los pinos. Luego bajan o caen al suelo en su camino evolutivo.
  • Así que evita los paseos en zonas boscosas con presencia de pinos entre marzo y junio.

Uso de correas y supervisión

  • Mantener a los perros con correa durante paseos en áreas donde podría haber orugas procesionarias ayuda a reducir el riesgo de contacto directo. Además, la supervisión constante permite detectar cualquier comportamiento inusual o signos de irritación enseguida.
  • Y recuerda, aunque los pinos estén lejos, las orugas se mueven: no dejes de mirar al suelo.

Visita al veterinario

  • Esto es de cajón.
  • Si sospechas que tu perro ha tenido contacto con una oruga procesionaria, llévalo al veterinario cagando leches.
  • Y, esto es importante, no le des nada de beber con la esperanza de que el picor desaparezca: eso moverá la toxicidad hacia el estómago.

E insistimos, ¡corre al veterinario, no lo pienses!

Su vida está en juego.

Si quieres ampliar info, aquí te dejamos un enlace a otro artículo del blog sobre este temido enemigo.

¡Nos vemos en la siguiente aventura peluda!

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