Protege a tus peludos frente a los parásitos más comunes en perros y gatos

¡Bienvenido, Madivetero!

Con la llegada del buen tiempo, todos estamos ansiosos por salir a disfrutar al aire libre con nuestros peludos compañeros. Sin embargo, no somos los únicos. Hay una infinidad de organismos que también esperan con ansias esta temporada: ¡los parásitos!

Estos pequeños y despiadados seres despiertan de su letargo, en busca de nuevas aventuras y nuevos huéspedes de los que obtener nutrientes y refugio, causando estragos en su salud y bienestar, ¡y también en la nuestra! Pero no temas, porque hoy te vamos a contar todo lo que necesitas saber para combatir y protegerse de estos intrusos indeseables de manera efectiva.

Colonizadores natos

Es importante destacar que estos parásitos pueden encontrarse en todo el país y a lo largo de todo el año, aunque tienen sus preferencias en cuanto a las condiciones ambientales. Por ejemplo, en áreas cálidas y húmedas, como las zonas costeras, las pulgas, garrapatas y mosquitos son más comunes. Pero ojo, ¡también pueden sobrevivir en climas fríos!

En los últimos años, hemos sido testigos de un resurgimiento de enfermedades parasitarias que antes se consideraban controladas o menos comunes. Esto se debe a factores como el cambio climático, la migración de animales infectados y la resistencia desarrollada por algunos parásitos a los tratamientos. 

Como diría Charles Darwin, «adaptarse o morir»

Para sobrevivir y adaptarse a lo largo del tiempo, los parásitos han desarrollado estrategias sorprendentes. Por ejemplo, las pulgas tienen patas traseras largas y fuertes que les permiten saltar grandes distancias y moverse de un animal a otro con facilidad. Las garrapatas, por su parte, tienen estructuras especiales en su boca que les permiten aferrarse firmemente a la piel del huésped.

Incluso algunas bacterias han desarrollado resistencia a los medicamentos, por lo que es importante cambiar periódicamente los productos y medicamentos antiparasitarios, siguiendo siempre las indicaciones de un veterinario experto.

¿ZOONOSIS, y eso qué es?

Vale, ha quedado claro que los parásitos pueden contagiar a nuestras mascotas, pero como hemos visto (aquí viene lo peor), también a nosotros. Y atención aquí, porque la cosa se pone seria. Estos parásitos no solo causan molestias corporales, también pueden transmitir enfermedades graves, como la leishmania, la enfermedad de Lyme, la sarna sarcóptica o la toxoplasmosis. A esa transmisión entre animales y personas, la llamamos “Zoonosis» y puede darse por contacto directo (picadura o heridas abiertas) o a través de alimentos, agua o un medio, contaminados. 

Pero vamos al grano, conozcamos brevemente los parásitos más comunes que acechan a nuestras queridas mascotas

Existen dos tipos de parásitos, según la zona que elijan para colonizar y vivir:

  • Los ectoparásitos o parásitos externos, que viven sobre la piel o el pelo del animal.
  • Los endoparásitos o parásitos internos, que viven dentro del cuerpo del animal, principalmente en órganos como el intestino, el corazón, los pulmones o el hígado.

¡Los invasores externos! Los ectoparásitos

Entre los parásitos externos, podemos encontrar una amplia variedad de artrópodos que se esconden en el pelaje o piel de nuestros amigos y se alimentan de su sangre y descamaciones cutáneas, causando una picazón intensa, pérdida de pelo e irritación de la piel. Pero no es lo único, algunos, por su capacidad como vectores, también pueden transmitir otros parásitos y graves enfermedades sistémicas (denominadas, zoonosis) a otros animales y personas.

Aquí van algunos de los más comunes:

Ácaros

Microorganismos arácnidos ovalados que se alimentan de la piel muerta y/o sangre de sus huéspedes y van depositando huevos y excrementos, que provocan una reacción alérgica conocida como Sarna (picazón intensa, irritación, pequeños granos, ampollas y úlceras con costras, un gran malestar que aumenta por la noche y con el calor). Hay diferentes clases de ácaros (Demodex, Cheyletiella, Otodectes, Sarcoptes, Notoedres), pero los más frecuentes en perros son Demodex (sobre todo en cachorros de 4-8 meses, que inicia con alopecia) y en gatos, Otodectes cynotis (que se detectan por unos oídos sucios).

Garrapatas

Subfamilia de ácaros macroscópicos y redondeados, que se adhieren con la mandíbula a la piel de los animales y se hinchan según se alimentan de su sangre (hasta 1 cm). Causan inflamación, dermatitis, toxicosis y en casos de parasitosis intensas, anemia e incluso la muerte del animal. Pero eso no es todo, también pueden transmitir enfermedades graves como la enfermedad de Lyme (borreliosis), la babesiosis, la anaplasmosis, la ehrlichiosis. Es importante revisar regularmente a tu mascota en busca de garrapatas y retirarlas correctamente si las encuentras.

Pulgas

Pequeños insectos de unos 2 mm, cuerpo aplanado y de color marrón o negro rojizo, cabeza pequeña y patas largas. Son expertas saltadoras y se alimentan de la sangre de los animales, provocando picazón intensa, irritación e inflamación de la piel, caída de pelo, pérdida de peso y dermatitis alérgica (DAPP). Como vectores, también pueden transmitir huevos de tenia (Dipylidium caninum) y afectar al sistema digestivo de animales y personas e invadir tu hogar.

Piojos

Estos pequeños insectos de 1-2 mm son comunes en roedores y aves, pero también pueden atacar a perros, gatos y personas. Se localizan principalmente en el pelo, donde depositan sus liendres (huevos) hasta que eclosionan. Se alimentan de la sangre de sus huéspedes y pueden causar picazón, molestias en la piel y en infestaciones severas, anemia y cambios de comportamiento por ansiedad.

Existen distintas familias de dípteros hematófagos (insectos voladores que se alimentan de sangre), que pueden atacar a nuestras mascotas o animales de granja y provocar una zoonosis, como los culícidos (mosquitos), los simúlidos (moscas negras), los tabánidos (tábanos), los flebotómidos (flebotomos) y los múscidos (moscas picadoras). Aquí os dejamos los más comunes en nuestras mascotas:

Mosquitos

Pequeños insectos voladores de la familia de la mosca, pero más pequeños y finos, con seis patas muy largas y alas transparentes. La hembra es la única que se alimenta con su trompa puntiaguda de la sangre de mamíferos. La picadura de un mosquito infectado puede transmitir enfermedades graves, como la dirofilariosis causada por el gusano del corazón, que causa daño grave en corazón y pulmones.

Flebotomos

También conocido como «mosca de la arena», es un insecto parecido a un mosquito, pero más pequeño (2-4 mm) y peludo, con un vuelo rápido y silencioso, y que se alimenta de sangre. Su picadura puede transmitir una enfermedad crónica muy grave llamada Leishmaniosis, una zoonosis que invade diferentes órganos, provoca innumerables lesiones y si no se trata a tiempo, incluso la muerte.

Moscas picadoras

En Europa hay cuatro especies principales: la mosca de los cuernos y la de la cara, que atacan principalmente al ganado vacuno y bovino, y la mosca negra y la de los establos o mosca brava que también pueden atacar a perros (con heridas en los bordos de las orejas), gatos y personas, provocando anemia, dolor, dermatitis, alergia, miasis y, esta última, transmitir enfermedades, como la anaplasmosis y Thelazia, un gusano que provoca úlceras e irritación ocular.


Es fundamental proteger a tu mascota contra todos estos parásitos externos utilizando productos antiparasitarios adecuados. Consulta con tu veterinario para determinar cuál es el mejor enfoque para tu mascota, teniendo en cuenta factores como su especie, edad, estado de salud y estilo de vida.

¡No olvides el interior! Los endoparásitos

Además de los parásitos externos, también los parásitos internos que viven en el interior del cuerpo de otros seres vivos, pueden causar una gran variedad de problemas de salud a nuestros animales y a nosotros. 

Algunos de los parásitos internos más comunes , especialmente en perros y gatos de corta edad, son los llamados gusanos planos y gusanos redondos. Estos parásitos pueden desplazarse a diversas zonas del cuerpo y afectar a su paso, a varios órganos y tejidos importantes, como el intestino, el corazón, los pulmones, los ojos e incluso el cerebro.

Gusanos intestinales

Gusanos planos o teniasis, una zoonosis, por la cual es obligatoria la desparasitación trimestral, semestral o anual. Se transmiten por medio de vectores, como las pulgas (la ingesta directa del parásito mediante el acicalamiento del animal o una mala limpieza de las manos, frecuente en personas en contacto directo con rumiantes) o la ingesta de carne infectada (de ahí la obligatoriedad de que la carne, ya sea de animales de granja o de caza, pase una inspección veterinaria antes de que se destine al consumo humano).

Afecta al tracto gastrointestinal provocando: pérdida de peso, diarrea, vómitos, alergias alimentarias, debilidad e incluso, daño a órganos vitales si no se tratan adecuadamente, especialmente en animales jóvenes o con sistemas inmunológicos debilitados. De entre las posibles complicaciones, la más grave es el quiste hidatídico, cuando el parásito sale del intestino del hospedador y da lugar a quistes en distintos órganos como el hígado y/o cerebro).

Gusanos del corazón

Los gusanos redondos (ascaridiasis) que afectan al corazón y los pulmones. Se transmiten por medio de vectores, como la picadura de mosquitos infectados y se desplazan por el cuerpo hasta llegar al lado derecho del corazón y las arterias pulmonares y provocar graves daños e incluso la muerte.


Con el frío parece que los parásitos se toman un respiro, pero no podemos confiarnos, ya que debido a las calefacciones y a la posible ingesta de alimentos o agua contaminada, el riesgo de infección no desaparece por completo. Es importante realizar exámenes fecales regulares y seguir un programa de desparasitación recomendado por el veterinario para prevenir y tratar estas infestaciones.

Dato curioso: Algunos parásitos tienen una vida útil sorprendentemente larga. Por ejemplo, los gusanos del corazón (Dirofilaria Immitis) pueden vivir hasta cinco años en los perros, y las tenias pueden sobrevivir en el intestino de los animales durante meses o incluso años.

¿Cómo se contagian los parásitos? 

Hay dos formas principales: por contacto directo o indirecto. El contacto directo se da cuando nuestras mascotas entran en contacto con animales infectados, entornos, alimentos o agua contaminada, y en el contacto indirecto entran en juego «vectores» o intermediarios, como las pulgas, garrapatas y mosquitos. Por ejemplo, una pulga puede llevar a bordo gusanos cestodos (tenias) y los mosquitos portar la leishmania. 

Pero, ¿cómo saber si nuestras mascotas ya están infectadas?

Bueno, eso puede ser un desafío, ya que los síntomas pueden variar mucho según el tipo de parásito y los órganos afectados: 

  • Digestivos, como diarrea, vómitos, pérdida de apetito y gusanos en las heces.
  • Cardio-respiratorios, como tos persistente, dificultad para respirar y cansancio excesivo durante el ejercicio.
  • Dermatológicos, como picor intenso, caída del pelo, irritación de la piel y heridas. Algunos animales pueden desarrollar alergias a los parásitos, especialmente a las picaduras de pulgas o garrapatas. Esto puede desencadenar reacciones alérgicas intensas, como dermatitis alérgica por picadura de pulgas (DAPP) o enfermedad transmitida por garrapatas (ETG).
  • Neurológicos, como convulsiones, desorientación o falta de equilibrio. 
  • Generalizados, como pérdida de peso inexplicada, deshidratación, anemia (palidez en encías y debilidad) y fiebre.

¡Menuda lista, eh! Resumiendo: si notas cualquier síntoma extraño en tu mascota, no te lo pienses dos veces: lleva a tu peludo amigo al veterinario para un buen diagnóstico y tratamiento especializado.

Prevenir es mejor que curar

Recuerda, mantener a nuestras mascotas libres de parásitos es una tarea primordial para su salud y la nuestra. Para lograrlo, debemos tomar medidas preventivas y seguir las indicaciones de nuestro veterinario de confianza. Esto incluye:

  • El uso regular de productos antiparasitarios, como collares, pipetas y espráis.
  • Mantén una buena higiene personal. Lávate las manos después de tocar cualquier animal, sus cosas y heces.
  • Mantén un entorno limpio, aspira y lava regularmente la ropa de cama y juguetes de tus peludos para interrumpir el ciclo de vida parasitario y evitar la reinfestación.
  • Proporciona una alimentación adecuada y agua limpia. Evita la carne cruda que no sea apta para consumo humano (la alimentación natural/BARF es nuestra recomendación), que persiga roedores o conejos y el contacto con animales muertos o animales infectados.
  • Especial atención a los más vulnerables: los niños y ancianos, las personas con un sistema inmunológico debilitado, los cuidadores de perros o trabajadores en contacto con animales. 
  • Y no olvides mantener un buen seguimiento veterinario periódico.

¡Juntos podemos mantener a nuestras mascotas y a nuestra familia seguras y saludables!

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