¡Hola, hola, Madivetero!
Hoy vamos a hablar sobre un titán del malestar animal, el enemigo número uno de nuestro top de parásitos externos: la pulga. Esos bichitos diminutos que pueden convertirse en un grave problema de salud sin que te des cuenta.
Pero no te preocupes, ¡aquí estamos para ayudarte a combatirlos!
La pulga es pequeña, pero matona
Las pulgas pueden parecer inofensivas, ¡pero son todo lo contrario! Estos insectos saltarines, de apenas 2 mm, se ocultan en el pelaje y se alimentan de la sangre de sus víctimas. Son una enorme fuente de transmisión de enfermedades y alergias (como la dermatitis alérgica a su saliva), una auténtica pesadilla tanto para nuestros animales como para nosotros.
Dato curioso: ¿Has oído hablar de la peste negra o bubónica? Una devastadora pandemia que causó estragos por todo el mundo a lo largo de la historia. Causada por la bacteria Yersinia pestis, esta enfermedad acabó con una cuarta parte de la población europea del siglo XIV, gracias a las ratas y ¿adivinas a quién más? ¡Exacto! Las pulgas. Estas pequeñas criaturas jugaron un papel crucial al transportar y propagar la enfermedad de un lugar a otro. Así que definitivamente no debemos subestimarlas.
¿Cómo podemos detectarlas en nuestras mascotas?
Se esconden entre el pelaje, por lo que debes estar atento a señales como un rascado frenético, irritación y mordisqueo constante en la piel o pequeños puntos negros, que son en realidad las heces de las pulgas.
Si nuestro peludo, perro o gato, es alérgico a la picadura (en el mundo veterinario conocida como DAPP) vamos a ver que en donde empieza la cola, el peludo se corta el pelo, la piel está enrojecida o incluso se hace sangre, estas señales, aunque no veamos al “querido bichito” es signo de que habitan en el animal.
Por otro lado, si vemos puntitos negros, para confirmar que son las deposiciones de las pulgas, es tan fácil como sacudir/rascar al animal sobre un fondo blanco y a continuación, poner agua oxigenada… ¿sale espuma? ¡se confirma que son heces de pulgas!
¿Qué hacer si descubres que tu peludo tiene pulgas?
Como siempre que sospechamos que nuestro peludo sufre, debemos acudir a nuestro veterinario de confianza para un diagnóstico preciso y un tratamiento especializado. Allí te recomendarán productos antiparasitarios seguros para tu mascota y tu hogar, evitando la reinfestación. Debes saber que cada pulga puede poner de 20-50 huevos por día en el animal y su entorno, por lo que ¡cada segundo cuenta!
La prevención es clave para mantener a raya a las pulgas
Mantén una buena higiene en tu hogar y sigue el calendario de desparasitaciones y vacunas recomendadas. Utiliza productos antipulgas como collares, pipetas, champús y sprays. ¡Y no olvides aspirar y lavar regularmente la ropa de cama, los juguetes y las alfombras de tus mascotas!
Recuerda que las pulgas son vectores de graves enfermedades zoonóticas, lo que significa que son portadoras de enfermedades que pueden transmitir tanto a nuestros amigos peludos como a nosotros. ¡Sí, sí, a nosotros también!
A continuación, te contaremos sobre algunos de estos peligros que acechan si las pulgas le cogen cariño a tu adorable compañero de cuatro patas, ya sea un perro o un gato.
Tenia Dipylidium
Se transmite por pulgas infectadas de huevos de tenia que luego, se alimentan de nuestras mascotas y estos las ingieren, desesperados por rascarse, morderse o lamerse las heridas.
Una vez dentro, las tenias se adhieren a las paredes intestinales y crecen robando los nutrientes de lo que se ingiere.
Son tan voraces que si no se detectan a tiempo, pueden crecer hasta los 60 cm y dejar a nuestros amigos cada vez más débiles y desnutridos. ¡Menudas abusonas!
Llegados a este punto, te preguntarás…
¿Cómo saber si mi mascota tiene una tenia?
A veces pueden pasar meses antes de que aparezcan síntomas evidentes de infección. Sin embargo, existen algunos signos de alerta que pueden ayudarnos a detectarla:
- Irritación, mordidas y aumento de lamido anal
- Arrastrar el trasero por el suelo
- Segmentos de tenia en las heces o alrededor del ano (huevos similares a granos de arroz).
- Vómitos frecuentes, letargo o diarrea grave
- Pérdida de peso injustificada
¿Y cómo me deshago de la tenia?
Una vez detectada, no te preocupes, se pueden tratar y eliminar fácilmente.
Lo primero que debes hacer es visitar al veterinario. Lo segundo, ya es pan comido. El tratamiento consistirá en antiparasitarios orales y algunas indicaciones para tratar las pulgas en tu mascota y tu hogar.
Para prevenir futuras infecciones, es importante evitar que tu mascota coma desperdicios, carne cruda y vísceras de otros animales, así como evitar que persiga roedores, conejos o entre en contacto con animales muertos.
Pero este no es el único peligro de las pulgas…
Bartonelosis
Causada por la bacteria Bartonella Henselae, esta enfermedad se propaga por la picadura o las heces de pulgas infectadas. Puede afectar tanto a gatos como a otros animales e incluso a los humanos si somos mordidos o arañados por felinos infectados.
¿Cómo saber si tu mascota tiene bartonelosis?
Al principio puede pasar desapercibida, por lo que debes prestar atención a síntomas como fiebre, ganglios inflamados, pérdida de apetito, letargo o lesiones cutáneas en el lugar del arañazo o mordedura.
Ante cualquier duda, como siempre, lo primero es visitar a tu veterinario para un diagnóstico y tratamiento adecuado. En la consulta se analizarán los síntomas y se realizarán pruebas de laboratorio con la sangre de tu peludo para confirmar la presencia de anticuerpos contra la bacteria.
La mayoría de los gatos se recuperan solos, pero no debes tentar a la suerte. Si la infección es grave o su sistema inmunológico está debilitado, es posible que se requiera un tratamiento con antibióticos durante varias semanas y en casos más graves, otros medicamentos para aliviar los síntomas.
¿Qué pasa si te ha mordido un gato con bartonelosis?
Bueno, no te convertirás en un zombi, pero no será una experiencia agradable. Experimentarás fiebre, fatiga, ganglios linfáticos inflamados, dolor de cabeza, musculares y articulares, así como lesiones cutáneas, como úlceras o pústulas.
No obstante, tranqui, con el adecuado tratamiento antibiótico volverás a la normalidad en poco tiempo.
Como siempre, la prevención es clave. Aquí van algunos consejos:
- Visita regularmente a tu veterinario para realizar chequeos de salud y detectar cualquier signo de enfermedad.
- Controla las pulgas con productos antipulgas recomendados y seguros.
- Evita el contacto directo con gatos callejeros o desconocidos.
- Lávate las manos después de tocar a cualquier felino.
- Lava regularmente los utensilios de tu mascota para prevenir la transmisión de bacterias.
Y, por último pero no menos importante, no podemos olvidar mencionar otro peligro de las pulgas…
Anemia Infecciosa Felina (AIF)
También conocida como hemobartonelosis o hemoplasmosis, es una enfermedad viral (variante de la Bartonella), causada por la bacteria Mycoplasma haemofelis o Haemobartonella felis, que afecta a los glóbulos rojos de los gatos.
¿Cómo se propaga la hemoplasmosis?
Principalmente por pulgas infectadas, además de por sus compinches las garrapatas, mosquitos y otros gatos infectados (por peleas callejeras, transfusiones de sangre, saliva, orina, placenta y leche materna de animales infectados).
¿Cuáles son sus síntomas?
Aunque puede ser asintomática, los síntomas más comunes son: debilidad, pérdida de apetito y peso, anemia, fiebre intermitente, ictericia (color amarillento en la piel y mucosas) o palidez en las mucosas, así como infecciones recurrentes y problemas respiratorios.
Si el animal sufre estrés u otras enfermedades que debiliten su sistema inmunológico, como la leucemia felina (FeLV), la enfermedad puede complicarse y las recaídas serán más frecuentes.
Si sospechas un posible contagio, recuerda siempre nuestro mantra ¡Visita al veterinario!
En la consulta, se realizarán pruebas en el laboratorio con la sangre de tu gato, como frotis sanguíneos o pruebas de PCR, para detectar la presencia de la bacteria en los glóbulos rojos y descartar otras enfermedades similares.
Si el diagnóstico es positivo, se administrará un tratamiento con antibióticos durante varias semanas y en casos que lo requieran, un tratamiento de apoyo como corticoides para evitar la destrucción de glóbulos rojos, antipiréticos, fluidos e incluso, en los casos más extremos, transfusiones de sangre.
Y por último, pero no menos importante, no olvides que la prevención es fundamental: vacuna y desparasita a tus gatos según las indicaciones del veterinario, manténlos dentro de casa siempre que sea posible o de tu parcela, alejados de gatos callejeros o infectados, así como evita que molesten a los vecinos, y asegúrate de proporcionarles una alimentación adecuada y suficiente hidratación. Además, no descuides las visitas regulares al veterinario.
Si quieres saber más sobre los diferentes enemigos parasitarios de nuestros amigos de cuatro patas, ¡te esperamos en nuestro próximo artículo!