Cómo acoger a un perro maltratado

En un post anterior, os presentamos y explicamos, a grandes rasgos, una de nuestras especialidades, la Etología. (podéis leerlo en este enlace: http://madivetveterinaria.com/2022/01/16/etologia/)

Hoy queremos explicaros un caso práctico, el caso de Orla.

Orla es una Dogo Alemán de 18 meses, rescatada junto a sus hermanos por la asociación Agranda Ayuda a Grandullones y Dogos Alemanes (http://www.agrandanes.es/).

No nos compete a nosotros dar todos los detalles de su historia, pero baste decir que sus 18 primeros meses de vida no han sido los que a todos nos gustarían. Orla se ha criado en un zulo, compartido con su madre y cuatro hermanos más, con lo que eso conlleva (privación de estímulos y socialización, disputas por recursos…). 

Actualmente se encuentra en acogida, trabajando algún que otro “problemilla” conductual que le vamos detectando, algunos son derivados de la falta de socialización, interacción, manipulación… y otros por tema físico.

Dejando a un lado la parte sentimental y centrándonos en una visión etológica, nos encontramos con lo siguiente:

  • Perra de 40kg, lo cual, complica el manejo en caso de malas reacciones. 
  • Con una malformación del párpado que necesitará de cirugía (Entropion), que le dificulta la visión y por lo tanto la relación con el entorno.
  • Socialización 0. Tanto con personas, animales, entorno….
  • Educación 0

En el primer contacto con ella, nos sorprende muy gratamente el carácter bonachón que tiene, acepta muy bien la correa en el paseo, a pesar de no haber usado una jamás.

Antes de nada, salimos a dar un paseo

Antes de llegar a su casa de acogida, en la que convivirá con otras perras, salimos a dar un paseo para ver si reacciona de forma negativa a diferentes estímulos como vehículos, perros, personas….y nos vuelve a sorprender que acepta todo bastante bien, salvo en el caso de que otros perros le ladren al pasear cerca de los jardines o patios donde se encuentran, aquí reacciona con inseguridad y trata de huir, aunque se deja reconducir muy bien y consigue pasar, buscando nuestro apoyo constante (¡¡y nos acaba de conocer!!). 

¿Os imagináis un animal que no sabe lo que es una caricia y ante la cual responde quedándose inmóvil? O no saber lo que es dormir dentro de casa, recibir un premio por una buena acción, no tener que disputar la comida… 

Pues esto nos pasa con esta grandullona. Al principio, al ir a acariciarla, Orla se queda totalmente quieta sin saber cómo reaccionar. Por suerte, sabe aprovechar las nuevas oportunidades, y rápidamente acepta las caricias y muestras de afecto, al punto de que no tarda demasiado en empezar a pedirlas, así que hemos aprovechado el descubrimiento de Orla (caricias y sobre todo las “chuches”, que le encantan) y comenzamos a trabajar para empezar a crear vínculo, darle seguridad y que poco a poco vaya superando el miedo a que otros perros le ladren sin necesitar de nuestro apoyo constante, se trata de darle las herramientas para que sea capaz de gestionarlo, aunque contaremos con ayuda de 4 patas para seguir trabajándolo. 

Al llegar a su casa de acogida, vuelven a aflorar inseguridades

Orla no se atreve a entrar dentro de la casa, no lo ha hecho nunca, le genera curiosidad pero le falta atreverse a dar el paso. Se queda en la puerta, clavada, mirando el interior, pero sin cruzar el umbral.

Hemos de decir que Orla es una alumna aventajada y rápidamente aprende “lo que le interesa”. 

Mediante premios muy olorosos se consiguió que se atreviera a entrar en casa, siempre respetando sus tiempos y no forzando en ningún momento (esto es algo muy importante, ya que si no estamos atentos a las señales que nos da la perra y forzamos más allá de lo que ella pueda gestionar, en vez de ayudarla, podemos agravar su inseguridad y perder la confianza que poco a poco estamos consiguiendo). 

En apenas unos días, y con mucha dedicación del guía, Orla ya no se asusta tanto al pasar por los jardines donde hay perros sueltos y ladrando  y…  ¡ya pide mimos y chuches de una forma más efusiva! (si es que a lo bueno se acostumbra una rápido!!). 

Siguiente paso, testarla con perros desconocidos

En este caso hemos usado a tres de nuestros perros lobo checoslovaco (PLC). Como ya comentamos en una entrada anterior, debido a su intensidad innata, no sería la raza más indicada para trabajar el miedo en otros perros, pero en este caso, esta raza nos viene muy bien. 

Hemos de decir que estas PLC están muy equilibradas tanto de forma individual como en manada. Obviamente, cuando necesitamos que otros perros intervengan en la terapia, hay que asegurarse de que su temperamento es el que se necesita para el caso concreto a trabajar. 

Lo primero que hicimos fue hacer las presentaciones en un espacio neutral, y para ello, nos fuimos todos al campo a dar un laaaargo paseo para cansar a los animales y que prestaran más atención al paseo con nosotros que a Orla, ya que nos interesa que ella acepte a perros nuevos y que “la nueva” tenga una buena experiencia. 

En su corta vida, Orla, no ha atendido a órdenes ni a educación, y el contacto que ha tenido con otros perros ha sido con su madre y hermanos (rivalizando por recursos como la comida), por lo tanto, su experiencia anterior no va más allá de ese círculo y por las marcas en su pelaje, cabe la posibilidad de que al ver a las 3 PLC cerca, reaccione nuevamente con inseguridad, por lo que al principio mantenemos una distancia cómoda para Orla, y poco a poco nos vamos juntando todos. 

Vamos acercando una a una a nuestras perras, empezando por Gea de 10 años, la más gentil y tranquila de las tres. Cuando vemos que Orla pasea relajada a su lado, hacemos que Gea se adelante un poco y acercamos a Terra, de 7 años, con un lenguaje corporal más intenso. Aquí Orla intenta evitar un poco, pero rápidamente acepta su proximidad. Cuando vemos que Orla está cómoda con su compañera de paseo, acercamos a Ops, de 4 años y en pleno celo, la más movida de las 3. Con Ops, hubo un momento en el que Orla parecía que podía entrar en huida, por lo que la alejamos y Gea volvió a entrar en acción, ya que es la menos intensa y más experimentada de las 3. Continuamos con este ejercicio, muy pendientes del lenguaje de las 4 perras, parando el ejercicio o cambiando perras según se iba desarrollando todo.

El final del paseo fue que las 4 perras llegaron juntas a los coches, las PLC estaban empezando a aceptar a Orla y Orla a ellas.

Como os comentábamos al principio, el PLC no es la raza idónea para trabajar la inseguridad de otros perros, ya que, son exageradamente expresivos, y sus señales se ven fácilmente: Si tienen miedo van a meter el rabo pegado hacia el abdomen, su piloerección es muy marcada en caso de agresividad, si empiezan a bostezar o relamerse nos están diciendo que se están estresando , que les dejemos espacio; o si algo no les gusta, posiblemente te enseñe hasta las encías, si un perro es inseguro y le ponemos un perro enseñando los dientes de una forma tan exagerada como el PLC, ¿cómo creéis que puede reaccionar el perro al que intentamos ayudar a ganar seguridad?, la respuesta es que por norma general, agravemos el problema. (Os dejamos un enlace del grupo oficial de AVEPA de etología donde lo explican genial: Comunicación canina – GEMCA)

¿Porqué en este caso en concreto hemos usado a nuestras PLC?

Orla tiene una malformación en el párpado (Entropion) que necesitará de cirugía, lo cual le dificulta su relación con el entorno, ya que no puede ver bien. Por lo que si trabajamos con perros con un lenguaje más sutil, Orla se perderá muchas de las señales que los otros perros le puedan dar, pudiendo darse conflictos que se evitarían si Orla las hubiera visto. Por este motivo hemos recurrido a nuestras PLC, para facilitar a Orla el aprender a relacionarse de una forma sana con otros perros, con la seguridad que nos brinda el conocer perfectamente los puntos fuertes y flacos de nuestras asistentes peludas, que una vez más han hecho que nos hinchemos cual pavo de orgullo. 

Y tras un gran trabajo por parte de las 4, llegó la recompensa, las soltamos a todas en una zona controlada, donde también pudimos ver cómo respondía la pequeña grandullona a perros sueltos con ella, y una vez más nos sorprendió gratamente, que, tras los primeros minutos de no saber qué hacer, llegó a correr e intentar jugar con ellas.

Aún queda mucho camino por recorrer con Orla, ya que aún está en proceso de adaptación, y todavía no se ha soltado del todo, es decir, aún no hemos visto realmente su carácter, y obviamente, hay que asegurarse de que la convivencia con las otras mascotas de su casa de acogida sea buena antes de que pueda decirse que la adopción es un hecho consumado. Pero por el momento, pinta muy bien la peque, a pesar de la pesada mochila que acarrea. Pero con dedicación y trabajo de su guía, seguro que acaba desapareciendo.

No podemos terminar este post, sin reconocer una vez más, la gran labor de Agranda Ayuda a Grandullones y Dogos Alemanes (http://www.agrandanes.es/), ya que son los responsables de su rescate.

Y tampoco podemos acabar sin decir ¡Bienvenida a tu nueva vida pequeña gansa! 

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